Sigo pensando más en el “Truco o trato” de Helena que en el día de los santos de los mayores, por eso suelo ir al cementerio antes de ese día, no me parece justo que sólo un día se recuerde a los muertos, y como si fuera cualquier otro día de los que suelo visitar a Helena, hago la compra anticipada de flores.
Hoy, en el centro comercial, las flores estaban junto a los disfraces de halloween. Nunca hasta ahora habían estado los jóvenes tan cerca de la muerte, pero este acercamiento es solo de forma lúdica.
Ya he hablado en otras ocasiones sobre las connotaciones que esta fiesta, puesta de moda en España recientemente, tiene para mí. La primera vez que Helena se disfrazó de bruja, la consabida frase de “trick or treat, give me something good to eat”, pronunciada por Helena con sus seis añitos, casi sin saber bien que es lo que decía, tienen más fuerza que mis recuerdos de visitas al cementerio, por eso estas fiestas tienen para mí un sabor especial.
Hoy hemos comprado muchas flores para Helena, entre ellas, calas negras, aún más negras que las de la foto. Tan negras como nuestra negra pena y suerte negra.
La vida no hizo ningún trato con nosotros. No nos pidió nada a cambio por disfrutar esos casi 21 años de Helena. No nos habló del precio que nos cobraría. Y tampoco nos desveló el truco. El truco lo hizo el farsante que bebió y tomó un coche. El irresponsable que nos privó de su compañía y de que pudiera seguir celebrado muchos halloween.
El próximo fin de semana serán muchos los que, nuevamente, se queden en las carreteras. Y muchos de los que en estos días han pasado por los cementerios para dejar flores, comenzarán a formar parte de los que las recibirán, porque con la vida no hay ningún trato. O sí. Vivir solo hasta la muerte.
Son muchos los que creen y viven como si n fueran a morirse en su vida, pero son muchos más los que van poniendo en peligro la vida de los demás. Porque la vida no es un trato, sino un truco.
Si tú no vuelves
se secarán todos los mares,
y esperaré sin ti
tapiado al fondo de algún recuerdo.
Si tú no vuelves
mi voluntad se hará pequeña,
me quedaré aquí
junto a mi perro espiando horizontes.
Si tú no vuelves
no quedarán más que desiertos,
y escucharé por sí
algún latido le queda a esta tierra.
Que era tan serena cuando me querías,
había un perfume fresco que yo respiraba,
era tan bonita, era así de grande, y no tenía fin.
Y cada noche vendrá una estrella a hacerme compañía,
que te cuente cómo estoy y sepas lo que hay.
Dime «amor, amor, amor, estoy aquí, ¿no ves?»
Si no vuelves no habrá vida, no sé lo que haré.
(No sé lo que haré)
(No sé lo que haré)
Si tú no vuelves
no habrá esperanza ni habrá nada,
caminaré sin ti, con mi tristeza bebiendo lluvia.
Que era tan serena cuando me querías,
había un perfume fresco que yo respiraba,
era tan bonita, era así de grande, y no tenía fin.
Y cada noche vendrá una estrella a hacerme compañía,
que te cuente cómo estoy y sepas lo que hay.
Dime «amor, amor, amor, estoy aquí, ¿no ves?»
Si no vuelves no habrá vida, no sé lo que haré.
Y cada noche vendrá una estrella a hacerme compañía,
que te cuente cómo estoy y sepas lo que hay.
Dime «amor, amor, amor, estoy aquí, ¿no ves?»
Si no vuelves no habrá vida, no sé lo que haré.
No sé lo que haré,
no sé lo que haré.
Si no vuelves no habrá vida, no sé lo que haré,
no sé lo que haré…
Si no vuelves no habrá vida, no sé lo que haré.
No sé lo que haré,
no sé lo que haré.
Si no vuelves no habrá vida, no sé lo que haré.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena.