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Archive for agosto 2009

Me acabo de levantar con la información de nuevas muertes en la asesina M-607.

Dos personas murieron ayer en el punto kilométrico 44 de la carretera M-607, en un choque frontal, por causas desconocidas hasta ahora. Los dos fallecidos son los dos conductores de los coches: un joven y una mujer más mayor.

Me llama la atención de esta noticia, que si este siniestro ocurrió en este punto, es un denominado punto negro de la M-607 y en ningún momento se habla de ello. Este punto tiene 200 metros de longitud en ambos sentidos y, hasta el día que yo tomé los datos, había tenido 3 accidentes con víctimas.

En esta ocasión, la noticia dice “se desconocen las causas”, pero pienso que habrá que tener en cuenta, también, este detalle. Y, por supuesto, este punto ya tiene dos nuevos muertos más.

Supongo que mi amiga Esther, madre de Juan que murió también en uno de los 8 puntos negros de la M-607, cuando haya conocido esta noticia se habrá puesto peor todavía, pero la noticia le habrá dado nuevas fuerzas para la lucha que ha comenzado por la eliminación de estos puntos.

Hasta ahora sabemos cuantos muertos son necesarios para denominar un punto negro (3 accidentes con víctimas), puntos que se intentan camuflar con la  denominación de “Tramos de alta concentración de accidente” (TCA), pero ¿Cuántos muertos son necesarios para que un punto negro sea eliminado?

Supongo que será necesario que uno de los muertos sea familiar de algún responsable de llevar a cabo esta eliminación.

 

Mi pesar también por la muerte de otra mujer, ayer, en otro siniestro en el kilómetro 7 de la M-300.

Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, muerta en esta M-607. Esta vez por la acción de un conductor borracho.

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chupinazo

(El recordatorio de las fiestas de Sanse en la agenda de Helena)

Esta noche, en el aire había notas de música, de fiesta. Entonces recordé que habían comenzado las fiestas de San Sebastián de los Reyes, tan esperadas y queridas para Helena: «Fiesta, fiesta…» que decía ella.

Esta noche, además de las notas que traía el viento, traía recuerdos, voces, alegría, y ruido de derrape de ruedas.

Después de ese ruido de velocidad tomando la rotonda cercana a casa pensaba cómo serían esos jóvenes que venían de fiesta, con la inconsciencia de la juventud. Pensaba si el que conducía no habría bebido o lo habría hecho sin pensar en los que llevaba con él en el coche.

Pensaba en las madres que estarían esperando el ruido de la llave en la puerta y diciéndose. ¡Por fín, ya puedo dormir! Y era consciente, después de estos años, que mi puerta ya no se abriría. Que ya no habría que levantarse pronto para ir con ella al encierro, como cuando era pequeña o recogerla en el recinto ferial, como cuando comenzaba a ir con otras amiguitas.

Ya no hay que estar pendiente de ella. Sólo de los nuevos dolores de huesos. De la enfermedades de la edad. Del dolor de corazón que ya no se cura.

Ojalá estas nuevas fiestas no supongan un dolor para otras madres. Por los encierros, por el alcohol, por la carretera. 

Flor Zapata  Ruiz, madre de Helena.

P.D. El comentario deLorena me ha recordado el gusto de Helena por Mago de Oz ( la tercera carta)

En recuerdo de Helena

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Inventarse la vida

Hasta hace 4 años no sabía que me gustaba escribir. Sabía que siempre recurrían a mí para preparar la despedida del compañero que se jubilaba, del que se iba o del que ascendía. Pero siempre pensé que era porque era la única que estaba siempre dispuesta, tenía medios y recursos y era creativa.

 

Hasta hace poco no recordé que, cuando era aún niña, una profesora de Literatura me hizo un halago público, en relación  a una redacción que había realizado en un examen.

 

Siempre imperó en mí más mi falta de confianza por tener faltas ortográficas que mi forma de contar las cosas.

 

Cuando mataron a mi hija sentí una necesidad imperiosa de escribir. Miedo por que les pasara a otros jóvenes, deseos de concienciar, necesidad de denunciar, expresión de locura, terapia contra el dolor… llamadlo como queráis, pero el otro día supe que era mi forma de “Inventarme la vida”.

 

Sí, eso es lo que hacemos la mayoría de los padres que perdemos a nuestros hijos.

 

Necesitamos inventarnos una nueva vida si seguimos vivos. Una forma de salir de la locura que produce el dolor. Un flotador que nos ayude a no naufragar, una vez que no nos hemos ahogados en nuestro dolor. Y son muchos los padres, especialmente las madres que son las que más conozco, que a partir de ese momento, intentarán ahogar su dolor en esa nueva vida inventada.

 

Cada día son más las madres que tienen páginas o blogs en Internet, en recuerdo de sus  hijos perdidos:

 

http://deyanirawinter.wordpress.com/

 

http://www.alejandromartingea.blogspot.com/

 

http://www.mipequediego.es/diego.html

 

http://adaycabreramacias.blogspot.com/

 

http://www.raulmoredadominguez.blogspot.com/

 http://www.youtube.com/watch?v=-gNDccNoiCg

http://ainhoaeresmiluz.blogspot.com/

  http://www.empresas.mundo-r.com/NachoFragueiro/

Que se asocian, unen o  luchan por los motivos por los que murieron sus hijos o sus seres queridos:

«Vida en la Carretera», aún sin página web

http://www.pat-apat.org/

 http://www.comevitarunaccidentdetransit.com/

 Stop Accidentes

 Madres contra la conducción en estado de embriaguez:

http://www.madd.org/About-Us/About-Us/Spanish.aspx

 Asociaciones en Sudamérica:

http://www.madresdeldolor.org.ar/

http://www.transitoporlavida.blogspot.com/

http://www.tragediadesantafe.com.ar/

Madres que luchan con sus escritos:

http://comunidad.terra.es/blogs/mamyhelena/archive/2009/02/01/dolorindignacinyluchadeunamadre.aspx

http://comunidad.terra.es/blogs/mamyhelena/archive/2009/06/20/laasesinam607cartaagallardnyaguirre.aspx

 http://comunidad.terra.es/blogs/fzhelenmamy/archive/2008/09/17/enloqueduraunparpadeo.aspx 

http://comunidad.terra.es/blogs/mamyhelena/archive/2008/11/26/celiacartadeunamadre.aspx 

http://stopaccidentes.org/sentencias/carta-de-la-madre-de-amaia/gmx-niv101-con200.htm

 

 Otras asociaciones:

 http://www.asociacion11m.org/asociacion.php

http://www.josecouso.info/

 http://mzc.org.es/

Y por qué no, los míos:

 http://comunidad.terra.es/blogs/mamyhelena/default.aspx

 http://comunidad.terra.es/blogs/fzhelenmamy/default.aspx

 https://quieroconducirquierovivir.wordpress.com/

 Que crean fundaciones con el nombre de sus hijos, con los temas que ellos amaban o por lo que estudiaban y vivían:

 http://www.carolinatorres.org/index.php

Que intentan dar consuelo y sentido a las pérdidas:

 http://calcetinreves.wordpress.com/

 http://www.renacer-barcelona.com/

“Por ellos”, aún sin página web 

 En definitiva, que se inventan la vida.

 (Disculpa a los que no nombré. Podéis recordármelo)

 

 madressinhijos

 

(Madres con la espiral de ternura. Autora Celsa Sánchez)

 

Mi locura intenta curarse con la escritura y, día a día, procuro inventarme imágenes sin dolor. Aún son muy pocas, porque sigo escribiendo sobre lo que más me preocupa y lo que me cambió la vida, pero cada vez van saliendo más.

 

Aún sigo siendo una aprendiza de escritora. Dicen que, mientras no escriba cosas que no tengan relación con Helena, no lo conseguiré, pero es tan difícil abandonar el dolor, separar de tu mente lo único que te persigue, te absorbe y ocupa las 24 horas del día.

 

 

La semana pasada el programa “El ojo crítico”, uno de los pocos programas culturales que existen, proponía en su concurso de relatos un tema muy evocador: “Cine de verano”. Yo mandé un relato. Por supuesto no fue ganador. Se titulaba “Los Pericones”.

 

Hoy, quiero traer hasta aquí algo distinto que el dolor que nos revuelve cada día. Y permitidme que se lo dedique a una madre que también perdió a su hijo, en esta ocasión por el maldito cáncer, porque esta madre, no tiene una página en Internet, pero cada día invade los buzones de muchas otras madres que como ella hemos perdido algún hijo, con sus mensajes, esperanzadores, musicales, de imágenes, de consuelo, de ánimo…

 

Ella, por su cercanía al lugar donde se desarrolla mi relato, creo que será la que más lo comprenda, incluso quizás lo reconozca.

 

Para Carmen, madre de Rubén, “Los pericones”:

 

No era la primera vez que mi padre me iba a llevar al cine. Lo hacía muchas tardes. Nos trasladábamos hasta el pueblo en su bonita moto. Él, con su casco y sus gafas de motorista. Yo, con otras más pequeñas y subida en el deposito de gasolina. Y esa era la tarde más fantástica que se pueda imaginar.

 

Llegábamos pronto y hacíamos algunas compras, encargos de mamá. Dábamos un paseo, bebíamos agua en la “fuente agria”, ese agua amarga y con burbujas y después, una bolsa de palomitas. ¡Cómo me gustaban!

 

Papá, que era un gran aficionado al cine y además le encantaban todas las máquinas, me contó que iba a prender a echar cine. ¡Mi papá iba a hacer cine! Tendría que estar un ratito sola, me dijo. Él estaría en esa casa que tenía agujeros y por donde salía un haz de luz. ¡Mi papá aprendiendo a hacer cine!

 

El cine de verano estaba recién regado. Sus paredes blancas casi cubiertas por unos grandes arbustos repletos de campanitas de distintos colores que desprendían un olor muy especial. Mamá, cuando venía con nosotros, los llamaba con un nombre que parecía un taco: “pericones”.

 

El recinto estaba lleno de sillas metálicas. Papá me sentó en una de ellas, la más cercana a la casa  de los agujeros. Me dijo que desde arriba me estaría viendo, pero si necesitaba algo, podía ir y llamarle.

 

Al principio no me importó, aunque no podría preguntarle quién era el malo, quién iba ganando o cuándo llegaba el final. Pero cuando las luces se apagaron…

 

Primero le pedí agua; después ir al lavabo; más tarde una gaseosa y por último: “Papá, es que no me gusta y me da miedo”.

 

Esa fue la última vez que fui con papá si él tenía que echar cine. Pero no fue mi última vez en ese cine de verano.

 

Y era tan agradable la vuelta a casa, en la moto, con el aire pegando en mi cara y papá diciendo: “cierra bien la boquita que no te entren mosquitos”.

 

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(El echador de cine ante los mandos de una máquina muy importante. La máquina de la mina «Pozo Calvo Sotelo. Foto privada)

 

Flor Zapata Ruiz, madre de Helena.

 

Publicado lunes, 24 de agosto de 2009 12:36 por FZ_madredHelena

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Si hay un colectivo que pueda entender y solidarizarse con el dolor de las víctimas del accidente aéreo de Barajas, ese es el colectivo de víctimas de accidentes de carretera, porque cada día, cada fin de semana, sufren el mismo zarpazo inesperado, doloroso, traumático y entran en una tragedia que les cambiara la vida.

Pero es curiosa la reacción de nuestra sociedad ante eventos semejantes.

Nuestros seres queridos se van quedando en las carreteras, en este año, a una media de 20 por fin de semana.

En lo que va de año, hasta el 10 de Agosto, esta tragedia había producido  más de 1.300 víctimas. Los heridos lo son también en gran número y muchos de ellos con secuelas para toda su vida.

Algunos de estos siniestros puede que se produjeran por fallos humanos y afecten a los propios causantes, pero en una gran mayoría, miles de víctimas se ven involucradas, afectadas, por las acciones de otros, convirtiéndose en víctimas sin culpa.

Cada fin de semana, unos 20 padres se ven privados de sus hijos. Se ven golpeados por la muerte inesperada. No se han despedido de ellos, no les dio tiempo. Algunos no pierden a un hijo, sino a 2 y a los amigos de sus hijos.

Pero para la sociedad esto es sólo una estadística. Algo que le sucede a los demás. Un mal menor entre los millones de desplazamientos que se producen por las carreteras. El tributo que hay que pagar en estos tiempos modernos de las prisas, la velocidad, el ocio y el mundo en que vivimos.

Es un goteo al que nos hemos acostumbrado y ya no nos impacta como una tragedia aérea, donde de un sólo golpe 154 personas pierden la vida y en algunos casos familias enteras, como en las carreteras.

Nuestros muertos nunca tendrán un entierro casi de estado. Rara vez los políticos pasarán por nuestro tanatorio. No será necesario formar un gabinete de crisis o un grupo de estudio, para investigar los motivos por los que se produjo ese accidente. La mayoría de nuestros muertos se van a la tumba con el secreto de por qué se produjo ese accidente y en las noticias sobre el mismo aparecerá la mayoría de las veces «se desconocen las causas».

La sociedad no guardará un minuto de silencio por esas más menos 20 personas que tan solo en un fin de semana se han quedado en el asfalto. Ni siquiera uno los que lo hacen en vías urbanas y que no son contabilizados en esas negras listas. Tampoco se manifestarán cada tercer domingo de Noviembre, en el día de las víctimas de movilidad vial, declarado por la Organización Mundial de la Salud como tal, dada la repercusión en la sociedad y el número de víctimas producidas, que sólo se realiza en algunas ciudades y con mucho trabajo y esfuerzo por parte de algunas asociaciones de víctimas y familiares.

Los que perdemos a nuestros seres queridos no tenemos en los momentos de más dolor, ayuda psicológica. Sólo algunos y en algunos lugares tienen este privilegio. Algunos nos encontramos un mensaje en nuestros teléfonos.

Como seres humanos, nosotros también pedimos explicaciones, negamos nuestra pérdida, buscamos responsabilidades y, a veces, tenemos que esperar 3 años para poder enterarnos de lo que pasó, a través del juicio al responsable, eso si con un poco de suerte conseguimos conocer si ha habido un responsable y sólo con nuestros medios le llevamos ante la justicia.

Incluso tenemos que luchar con jueces que ponen impedimentos con sus comentarios o sentencias, para que con los pocos medios que tenemos a nuestro alcance, podamos tratar de impedir o evitar que se sigan produciendo víctimas en accidentes que son evitables.

Por eso, además del dolor que siento por la pérdida de estas 154 vidas, cada una con su historia y cada uno dejando un reguero de dolor y porque desde hace 3 años sé por lo que se pasa, se sufre y cómo te cambia la vida, tengo envidia. Y no es sana, porque la envidia nunca es sana, es envidia. Tengo envidia de los familiares de víctimas de accidentes aéreos, porque ellos pueden que consigan que les den explicaciones, apoyo, consideración y puede que consigan que en este medio de transporte se lleven a cabo medidas que aseguren la vida.

Nosotros, los que perdemos a nuestros seres, de uno a uno, de dos a cuatro o cinco, seguiremos lamiéndonos nuestras heridas como mejor podamos y aquellos que después de un hecho tan espantoso sacamos pequeñas fuerzas, seguiremos luchando para que a otros no les suceda, sin grandes ayudas ni promesas por parte de políticos y gobernantes. Sin grandes manifestaciones de esta sociedad. Sólo con la ayuda de los afectados. Pero así es la vida, los muertos solo cuentan cuando son muchos y a la vez.

Reitero mi pesar a todos los familiares de las víctimas. Siento en lo más profundo tener que daros la bienvenida a este mundo de dolor.

Flor Zapata Ruiz, madre e Helena.

P.D. En este fin de semana se han producido 23 muertos. En Vejer de la Frontera han perdido la vida 4 jóvenes. Sin hacer grandes estudios, parece ser que la culpa ha sido de la velocidad y de no utilizar cinturón en dos de ellos. Esta es la versión primera. Pero esto no justifica 4 muertes. En el primer lugar de donde saqué la noticia, pueden observarse los comentarios pidiendo una Autovía ¡ya! No sólo los jóvenes son los únicos responsables. Las medidas de seguridad se tienen que llevar a todos los medios de transporte. El coche particular es también un medio de transporte. A veces, nos vemos obligados a su utilización para paliar los defectos de las propias infraestructuras del resto de  transportes.

Vuestro dolor es también el mío, porque, antes, ya fui yo.

 

Publicado lunes, 25 de agosto de 2008 7:39 por FZ_madredHelena

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Editorial  de El País 19.08.2009

Siniestros de agosto

El repunte requiere la atención de la DGT, precisamente porque sus medidas son eficaces

19/08/2009

 

El pasado fin de semana, 31 personas perdieron la vida en accidentes de tráfico, nueve más que el pasado año. El sábado fue el día con más víctimas, 18, en lo que va de año. Y entre el 1 y el 16 de agosto ha habido un fallecido más que en el mismo periodo de 2008. Son datos que requerirán un análisis de la Dirección General de Tráfico (DGT). Pero que habrá que poner en relación con cifras que indican que el número total de víctimas mortales desde el 1 de enero se ha reducido en 163 personas, el 11,7%.; y que, de todas formas, este verano ha habido hasta ahora 50 muertos menos que el pasado.

 

El conjunto de datos sugiere, por un lado, que tenían razón quienes no se resignaron al fatalismo de considerar los accidentes una especie de plaga imparable, de dirección única, siempre hacia un aumento de las víctimas. Como en otros terrenos, se ha comprobado que sí vale la pena tomar iniciativas, aunque sus efectos tarden en notarse. Y no sólo en relación con la red viaria y los vehículos, sino también dirigidas a los conductores, cuya actitud sigue siendo el factor más decisivo en los accidentes.

 

En los últimos cinco años, el número de víctimas se ha ido reduciendo ininterrumpidamente, de forma que en 2008 hubo casi 2.000 menos que en 2003; fue la mínima registrada desde 1964, pese a que el número de vehículos había pasado de menos de dos millones a más de 30. Mucho han tenido que ver con esa reducción las campañas de concienciación de la DGT que combinan la persuasión y la sanción: sobre todo las relacionadas con los controles de alcoholemia y velocidad, en la perspectiva de pérdida del carnet por el sistema de puntos implantado en julio de 2006: desde entonces el número de víctimas se ha reducido en 1.250.

 

Pero el fuerte aumento de la siniestralidad del pasado fin de semana (prolongado el lunes con otros 10 muertos hasta mediodía) invita a considerar las posibles causas. Desde luego, no basta para explicarlo la coincidencia entre fin de semana (y de quincena vacacional) con los desplazamientos relacionados con las tradicionales fiestas patronales del 15 de agosto; pues el año pasado la fiesta cayó en viernes, lo que convertía el fin de semana en un puente de tres días, pese a lo cual hubo menos víctimas (22 frente a 31).

 

¿El calor extremo? No habría que descartar que sus efectos -dormir mal, irritabilidad, conducción nocturna para evitar las altas temperaturas- hayan influido en los despistes de los conductores, factor que, junto a la combinación alcohol-velocidad, sigue estando presente en muchos accidentes. Tal vez algunos mensajes se han rutinizado y tienen menos incidencia; y otros, más concretos, merecen unirse a los clásicos. Por ejemplo, los relacionados con la costumbre de exigir paso acosando al coche que nos precede; o el paso en un mismo desplazamiento de la autovía a la carretera convencional, en la que se producen el 90% de los accidentes.

  

Me uno a esta petición.

 

No podemos esperar toda la ayuda, ni toda la culpa, de La Virgen.

 

 

visto en diario de Burgos

visto en diario de Burgos

(Uno de esos siniestros. Visto en el diario de Burgos)

 

Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, que murió por el alcohol que otro bebió, a la hora de conducir un coche.

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¡La Virgen!

cala

Esta mañana me levantaba con la noticia: 31 persona s fallecidas en los siniestros de tráfico de este fin de semana, fiesta de la Virgen en toda España. El fin de semana más trágico de todo el año

 

Supongo que esa cifra de 31 personas no recogía los cuatro hombres que perdían la vida esta madrugada en la AP-6. O tal vez sí. Lo único que sé es que este fin de semana han perdido la vida muchas personas. Demasiadas. Muchas mujeres. Algún bebé. Nueve  moteros.

 

Más muertos que el año pasado, cuando hubo un día de fiesta más. Las estadísticas a la baja se iban al cuerno.

 

Durante todo el fin de semana he estado viendo, en todas las cadenas de televisión, como el país disfrutaba de sus fiestas, casi todas en torno a la Festividad de la Virgen y todas a los desplazamientos y con el miedo de que el alcohol estuviera por medio. Pero cuando leo los resultados y las causas de estos siniestros no me encuentro nada relacionado con el alcohol. Quizás porque eso no se sabe hasta más tarde.

 

De los 24 siniestros 13 han sido salida de vía, 9 colisiones y un atropello de un animal. Las causas, dicen, 9 excesos de velocidad,  9 por distracciones y el resto por otras infracciones.

 

Y aunque la DGT había previsto un aumento del 10% de desplazamientos que un fin de semana normal y había puesto todos sus efectos disponibles, el resultado ha sido así de catastrófico.

 

¿Qué ha pasado? ¿Hemos bajado la guardia? ¿Nos ha abandonado la Virgen?

 

Hasta hace 4 años, yo también celebraba las Fiestas de la Virgen de Agosto. Tenía motivos para ello. Y junto con mi marido y mi hija nos echábamos unos buenos bailes en la verbena.

 

¡La Virgen, qué desastre!

 

Flor Zapata Ruiz, madre de Helena.

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El Canto del Loco y La Colifata

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(El Canto del Loco y Radio Colifata. Sacado de la página oficial de ECDL)

El Canto del Loco, una vez más, muestra que está muy cuerdo.

Ahora, visita a los locos de «La Colifata». Esos locos de radio Colifata que siguen apareciendo más cuerdos que los cuerdos oficiales. Porque sabéis que significa «Colifata»: «loco que quiere que todos sean felices»

ECDL ha grabado un nuevo CD con canciones antiguas y un DVD con La Colifata y entregarán 10.000 cd para que los vendan ellos y los beneficio será para esta institución.

Una vez más, Dani Martín y su grupo me parecen más cuerdos que nunca. Y Radio Colifata, como dice uno de sus integrantes en uno de sus anuncios, los cuerdos más extraordinarios que he visto. Porque en ellos sí se cumple que «el mundo no está loco, el ser humano es extraordinario».

Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, que era una fan de El Canto del Loco.

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Las entrañas

Es curiosa la forma que tienen de llorar las entrañas. Leer más.

madressinhijos

(las mujeres de «Madres sin hijos»)

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Las calas, alcatraces o cartuchos (Zantedeschia) son un género de 28 especies de plantas herbáceas perteneciente a la familia Araceae, nativas de sur de África desde Sudáfrica al norte de Malawi. El nombre del género se dio en honor de botánico italiano Giovanni Zantedeschi (17731846) por el botánico germano Kurt Sprengel (17661833). En realidad  esta planta es conocida en todo el mundo con el nombre de cala del griego «Kalos=bonito».

La Zantedeschia es un rizoma herbáceo que alcanza 1-2,5 metros de altura con hojas de 15-45 cm de longitud. La inflorescencia es blanca, amarilla o rosa. Información de Wikipedia. 

«Kalos= bonito»

Es curioso que Helena hubiera hecho suya una flor cuyo origen en la palabra bonito. Como ella. Bonita.

Siempre recuerdo que se hizo su flor favorita a raiz de un viaje a Italia. En Roma, vio a muchas jóvenes vestidas de novia que llevaba como ramo de flores un ramo de calas. Fue cuando comentó que ese sería su ramo de novia.

Pero no ha sido hasta hace muy poco cuando me he dado cuentas que siempre estuvo rodeadas de calas. Las calas de su abuela María. En esta foto, como fondo se puede apreciar una maceta de calas:

 mihija

El día 8 de Abril, cuando llegó a casa, la maceta de calas tenía flor. Fue en lo primero  que reparó. Y ese mismo día, yo traía desde Córdoba otras imágenes de calas.

calas Cordo

Desde el 17 de Abril de 2005, las calas adornan la tumba de Helena y desde entonces, las macetas se han multiplicado. Por todos lados, en todas las casas que tienen recuerdo de Helena, por los lugares que vamos o pasamos.

 cala

 (Cala Crucito. Poyales del Hoyo)

En hoteles, restaurantes, y hasta en las revistas de decoración las calas están presentes.

Y son muchas madres las que me escriben y me envían fotos de calas, como la madre de Héctor:

 callas_1[1]

 

calla_blanca.1024

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(Gentileza de la madre de Héctor)

O me las ponen en el blog:

 

por gentileza de Deyanira

por gentileza de Deyanira

O las ponen en su blog:

 ramocalas

 (Gentileza de Ananda)

O me las mandan para que las ponga en el blog:

 IMG_1560[1]

 (Cala casa Luz. foto Mayte) 

O las plantan en sus casas como recordatorio de Helena.

 calas

 (Casa de Rodrigo)

Y así, las calas, una flor para los ramos de novias, se han convertido en las flores de Helena.

Flor Zapata Ruiz, madre de Helena

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Alguien puede pensar, leyendo el título de este post, que me he vuelto loca en Agosto, pero nada más lejos. Si traigo hasta aquí este post dentro de la categoría de «Antiguos escritos» es porque pienso que la temática de este cuento puede  ser de actualidad en este mes de vacaciones, en el que realizamos largos desplazamientos.

Te estás durmiendo es mi último cuento de navidad, esos que suelo escribir cada Navidad para recordar que mi hija no está entre nosotros.

Espero que sepáis sacar la moraleja, también, en el mes de Agosto:

Te estás durmiendo

 

Era el último día de clase y la Universidad se quedaba vacía. No había tiempo que perder. La última clase y para casa.

 

Eso fue lo que pensó Fernando, por eso, ese día se llevó el coche hasta el campus. Desde allí se marcharía hasta su casa en Burgos. Estaba deseando ver a sus amigos. Unas copas; unas risas; los ricos guisos de mamá; hacer de rabiar a su hermana, en fin, cambiar de aires y volver con los suyos.

 

La noche anterior había estado de despedida con sus compañeros. Se había acostado muy tarde. Menos mal que tuvo la precaución de preparar el equipaje antes de salir de juerga.

 

Así, con el equipaje dentro del coche, nada más terminar la clase de ese día, tomaría la Nacional I con dirección a Burgos.

 

Compró un bocadillo en la cafetería y se lo llevó al coche. Había que ahorrar tiempo. Se lo tomaría conduciendo para no perder tiempo. Ya había quedado con los amigos para salir esa misma noche y antes, quería echarse un ratito, cuando llegara a casa, pues la anterior noche había dormido poco. Mejor dicho, no había dormido nada.

 

                     Preparado, listo, ¡ya!-  El autorradio a tope con la música favorita.

                     ¡Qué felicidad! ¡Qué libertad! ¡Por fin las vacaciones! Se acabaron las clases, el Derecho Romano y el incansable y soporífero profesor Buendía.

 

Pero todo no era tan fácil. Se acabó correr. Ya hemos llegado dónde teníamos que llegar. Al primer atasco de salida.

 

                     Pero qué pasa ¿Es que no vive nadie en Madrid? ¿Todos viven fuera? ¿Todos se tienen que marchar? Por favor, tenemos preferencia los que volvemos a casa.

Se decía Fernando. Pero la carretera no sabe de preferencias, salvo las que están recogidas en el código de circulación.

 

Una, dos y tres horas para recorrer unos pocos kilómetros.

 

                     ¡Pero si ya casi tenía que haber llegado!

 

A este ritmo no llegaba para hacer la salida nocturna. Por fin, pasado el puerto de Somosierra, aquello comenzaba a despejarse.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                     

 

Ya había dado término al bocadillo, una botella de agua, los chicles y casi las uñas.

 

Había empezado a pegarle al coche con ganas. Quería desquitarse del tiempo perdido, cuando de repente oyó una voz que le dice:

 

          “Te estas durmiendo”.

           Sí hombre, que te lo crees tú. Ahora que he pasado lo peor ¿Cómo me voy a dormir?.

          “Te estás durmiendo”.

          Que no hombre que no, que no me duermo.

 

Fernando aprieta más aún el acelerador y adelanta a unos cuanto coches, incorporándose nuevamente al carril derecho.

 

          “Te estás durmiendo”-

           Vaya qué pesadita, porque tú lo digas. Que te he dicho que no. No me estoy durmien…do. Pero qué  digo. ¡Estoy hablando solo!

 

Instintivamente, mira por el espejo retrovisor al asiento de  atrás. Conoce la historia. Esas leyendas urbanas que hablan de la joven de la curva. Esas leyenda que cuentan de una joven que avisa al llegar a una curva peligrosa. Que ella murió en esa curva. Comprueba que en el asiento trasero no hay nadie y se ríe.

 

          Jo, estoy gilipollas. Pero si yo no creo en esas historias, qué hago hablando solo y  mirando por el espejo. Bueno, bueno, lo que me faltaba. Ya me ha pegado mi madre las neuras:”No corras. No bebas. Ten mucho cuidado. ¡Qué miedo me da¡ Por qué no te vienes en tren o en autocar” ¡Qué coñazo! Si de verdad nos quisieran tanto las madres, deberían cortarse un poquito.

 

Mira el reloj y observa que lleva 4 horas conduciendo.

 

           Joder, cuatro horas ya y todavía me quedan 200 kilómetros. ¡Qué pasada! Si lo llego a saber me había quedado en Madrid esta noche, recuperándome, y habría salido mañana tempranito. Claro que,  entonces, me había perdido la salida con los amigotes. Deja de quejarte, macho. Esto ya está chupao. Venga, un empujón más y quedarán sólo 100 kilómetros.

 

 

          “Fernando, te estas durmiendo”.

           ¡Eh! ¿Qué?- Esta vez se había asustado tanto que había dado un volantazo y casi se sale de la carretera. Esta  vez, la voz se la había imaginado más fuerte, más real. Le había sonado en el mismo oído, por eso le había asustado tanto.

          Poco más y me la pego.¡ Estás tonta! ¡No ves que me asustas!

 

Había levantado la voz y estaba echándole la bronca no sabía a quién. La voz que había oído  era una voz de mujer, muy joven, pero ¿Se lo estaba inventando? Aún así, esta vez había aminorado la marcha, porque, de repente, el paisaje había cambiado. Era como si  hubiese recorrido unos metros sin darse cuenta, sin saber cómo había llegado hasta allí. Como si lo hubiera hecho de una forma no consciente.

 

          ¿Será verdad que me estoy durmiendo y yo mismo me estoy hablando para despertarme?

 

En ese momento recordó uno de los episodios de Mr Bean que le había hecho reír muchísimo. Mr. Bean comenzaba las vacaciones, con su coche, lleno de ilusión y ansiedad por llegar e intentaba de mil formas, luchar contra el sueño que le invadía, en vez de parar. Se  quemaba los dedos con el encendedor, abría las ventanillas,  se daba bofetadas. De todo, para no dormirse. Por fin, llegaba . Una de las acompañantes se despertaba y decía con admiración ¡Ya hemos llegado? Mr Bean con una cara de sueño impresionante, tenía puesto varios palillos en sus ojos, de forma que era imposible que se le cerraran ni pudiera parpadear.

 

Quizás fue este recuerdo lo que le hizo pensar que había visto anunciada una estación de servicio,  unos metros antes y se aproximaba a ella. Puso el intermitente. Aminoró la marcha, aparcó en el espacio destinado para parar los coches, delante de la cafetería, puso el freno de mano, desconecto el encendido y se dijo:

 

           Voy a hacer un pis y despejarme un rato.

 

Comenzó a sonar el teléfono móvil. Se despertó sobresaltado.

 

          ¿Sí…

          ¿Fernando, soy mamá. No decías que venías hoy?

           ¿Eh? Hola mamá, sí estoy de camino. Ya me queda poco para llegar.

           Cómo que te queda poco. Estaba preocupada. No me he querido acostar por esperarte. ¿Sabes que hora es?

          No, no. He parado para hacer un pis

          ¡Son las 2 de la mañana!

          ¿Qué? Si acabo de parar. Bueno, la verdad es que no he ido todavía al baño.

          ¿Cómo que no has ido al baño? No dices que has parado para eso. Pero ¿A qué hora has salido?

          Después de clase, pero había mucho atasco de salida…

          Fernando, ¿estás bien?

          Sí, sí mamá. Tenía sueño. Me  he parado a dormir un rato porque estaba muy cansado. Pero ya estoy como nuevo. Ahora ya estoy bien, iniciaré nuevamente el viaje. Me quedan menos de 100 kilómetros. Enseguida estoy ahí.

          Vale, vale, entonces te espero un poquito más. Ya no me acuesto. Ten cuidado cariño.

          Sí, sí mamá. No te preocupes.

          Joodeerrr, Pero que me ha pasado. ¿Cuántas horas he estado durmiendo?

 

Al colgar la llamada de su madre observa que tiene varias llamadas perdida, así como mensajes,  todas de sus amigos.

 

          ¡Díos mío! Me he dormido. No he llegado a ir al baño. Al final, es verdad que me estaba durmiendo. Bueno, pero ahora estoy fresco como una rosa así es que, a continuar el camino.

 

Se despertó a media mañana, con la voz de su madre que le llevaba una taza de café:

 

          Venga, perezoso, ya está bien de dormir. Así piensas comenzar las vacaciones.

          Ya, ya voy. Estaba muerto. Menos mal que me eche un sueñecito en la carretera. Creo que no habría podido llegar si no hubiera sido así.

          Pues menos mal que se te ocurrió hacerlo. ¿Te imaginas si te quedas dormido conduciendo?

          ¡Hombre, mama! Tú sabes que yo soy muy responsable conduciendo.

          Pero hijo, es que si te entra el sueño no te das cuenta. Te quedas dormido. Es un segundo y en ese segundo… En ese segundo se parte la vida. Para ti y para todos nosotros ¡Por Dios, no quiero imaginarlo! Esperándote para pasar la Nochebuena y no habrías llegado a ella.

          ¡Exagerada!

 

Entonces, aparece una joven en la puerta de la habitación con cara aún dormida:

 

          Hola, guapo, ya estás aquí- Se acerca restregándose los ojos, le besa y se mete en la cama con él, acurrucándose.

          Tenía ganas de verte, a pesar de lo bien que estoy cuando no estás y no tengo quien me incordie- La madre, sonríe y se aleja con la taza para dejarles un ratito a solas.

          ¡Ah, sí! ¿Esas tenemos?- Comienza a hacerle cosquillas.

          ¡No, no, por favor, eso no! Además, espera, que aún estoy angustiada con el sueño que he tenido.- Poniendo cara sería, sale de la cama de su hermano y comienza a contarle:

          ¿Recuerdas a mi amiga Helena?

          Sí, tu compañera de estudios. Aquella a la que mató un loco que conducía con alcohol. Que justo había estado aquí el año anterior.

          Sí. Pues esta noche he soñado con ella.

          Pero ya hace bastante tiempo de su muerte ¿Todavía sigues impactada?

          Bueno, su recuerdo no se borrará fácilmente, ni yo quiero olvidarla, pero no, no es eso. He soñado, que le advertía un chico que iba conduciendo de que se estaba durmiendo. Ella le decía una y otra vez. “Te estás durmiendo” y el chico, a punto de dormirse, no le hacía caso,  no se daba cuenta. Y la veía a ella con toda claridad. Con esa sonrisa que tenía, con su pelo tan moreno y diciéndole al joven una y otra vez “Te estás durmiendo”. Al final me he despertado muy angustiada.

          Ya.

          Bueno, tío, me alegro de que estés aquí, pero esta semana te toca a ti quitar la mesa que siempre me toca a mí.- Diciendo esto sale de la habitación y el hermano coge el zapato que tenía más cercano se lo tira, por supuesto, sin querer tener puntería.

 

          “Te estás durmiendo”… Joder… ¿Al final van a ser verdad todo esos rollos? Voy a llamar a estos tíos que estarán buenos después del plantón que les di… Toma el teléfono y comienza por el primero que le había enviado el mensaje.

 

Fernando y  Sara pasaron esas vacaciones de Navidad, peleándose como era habitual. Discutiendo por quién quitaba la mesa o hacía otras tareas y diciéndose qué ganas tenían, cada uno, de perder de vista, al otro.

 

Fernando estuvo durmiendo más de lo habitual. Él se decía que estaba recuperando fuerzas y su madre, que lo que no podía ser es que esta juventud se pasaba la noche fuera y el día durmiendo.

 

Pasadas las vacaciones, Fernando hizo su viaje de regreso y la noche anterior al mismo, no salió con los amigotes.

 

          Chicos, lo siento. Ya ha sido bastante. Esta noche tengo una cita muy importante. Mañana tengo que viajar.

 

Flor Zapata Ruiz, madre de Helena.

 

Publicado lunes, 15 de diciembre de 2008 7:49 por FZ_madredHelena

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